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26 Pero después se hará justicia. Se le quitará todo el poder y su reino será totalmente destruido. 27 Cuando eso suceda, todo el poder y todos los reinos de la tierra estarán en manos de los santos de Dios. Ellos gobernarán para siempre y su reino no tendrá fin. Todos los gobernadores y toda la gente los respetará y estará a su servicio». 28 Ese fue el final del sueño, pero yo, Daniel, seguía muy preocupado y pálido, así que no podía dejar de pensar en ello.

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